Papá, sólo cinco minutos más

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A los niños les gusta la tele. De eso no hay duda. Y como padres y docentes debemos preocuparnos por los efectos que esto supone sobre ellos, tanto a nivel cognitivo como emocional afectivo. Sucede también que no sólo estamos ante los efectos de la televisión como tal, debemos tener en cuenta otros aparatos como ordenadores, tablets, móviles, etc. Quizá deberíamos hablar de pantallas como tal. Los niños son grandes imitadores, ya desde pequeños imitan conductas. Aunque la imitación no es el único método de aprendizaje, sí que podemos hablar de que es el primero y sirve de base a aprendizajes futuros. Y no sólo hablamos de niños pequeños. No cuesta mucho hacerse a la idea, al salir a la calle podemos observar como los adolescentes imitan a sus ídolos en sus conductas, formas de vestir reconstruyendo su propia imagen para parecerse a ellos. Alberto Bandura lleva más de treinta años estudiando la forma en que los niños construyen su identidad a partir de las posibilidades que se les ofrece en forma de experiencias. A raíz de estos hechos podemos afirmar la importancia de una educación visual adaptada a cada edad y de carácter significativo. No se trata de hacer un juicio moral, con esta entrada no busco culpabilizar a nadie. Sé, por propia experiencia la dificultad que supone el poder estar ahí siempre. Pero es importante darnos cuenta de la importancia de estos aparatos en la educación de nuestros hijos y alumnos. Diferentes estudios nos muestran realidades cuanto menos alarmantes. En España hablan de que los niños tienen un consumo medio que ronda las 2 horas y 45 minutos en frente de una pantalla. Esto supone la mitad de la jornada escolar. No es la primera vez que oímos hablar del uso abusivo que se hacen de estas tecnologías. Viendo estos datos creo que los padres tenemos una asignatura pendiente.

"Destronar la televisión, viva la república independiente de mi casa"

Como padres no debemos permitir el acceso libre a la televisión, no podemos permitir que los niños se planten durante horas frente a la televisión, no podemos permitir que estos aparatos sean la solución a los problemas de atención, comunicación o educación de nuestros pequeños. El abuso de televisión dibuja una barrera para el niño entre el mundo irreal que nos representan estos medios y su propia realidad. Existe una clara relación entre las horas de uso de estas tecnologías y la aparición de ciertos problemas psicosociales y físicos en los niños. Conductas que se asocian con estados de ansiedad producidos por la frustración al comparar la forma de resolver los problemas entre la tv y su realidad diaria, déficit de atención, alteraciones del sueño, nerviosismo, sedentarismo, disminución de la actividad intelectual, fracaso escolar, falta de imaginación y creatividad, etc. Sólo tenemos que fijarnos en la especie de estado de trance, la pasividad ante los estímulos externos para darnos cuenta del efecto negativo que pueden crear estos medios. Durante la infancia no podemos permitir que la televisión se transforme en el canguro de nuestros pequeños.

"Hay que limitar en lugar de prohibir"

Para algunas familias la solución al problema pasa por no tener televisión en casa. Quizá una solución demasiado drástica. Ver la televisión con moderación y control por parte de los padres no es nocivo para los niños. Los padres debemos controlar que los programas que vean sean adecuados a su edad, y evitar ponerlos delante de la pantalla sólo para que estén callados o dejen de llorar. Supervisar el tiempo y los contenidos es la clave. Controlar el contenido es difícil, pero en estos tiempos tenemos multitud de herramientas para poder hacer algo al respecto.

"Ponle la tele y que…"

Sin duda es mucho más cómodo que los niños vean la tele. Es una forma de olvidarnos de ellos y poder hacer nuestras cosas. Se trata de la canguro de nuestros días. Pero, sinceramente no estamos haciéndoles ningún bien. No se puede frivolizar con este tema.

“Seguid al niño” decía María Montessori

No obstante, si tomamos como base este principio nos daremos cuenta de que la televisión educa, que puede ser un poderoso instrumento para la enseñanza pues con un buen uso de la misma podemos reforzar hábitos y potenciar ciertos valores. Compartir estos momentos con ellos, escoger correctamente lo que vamos a ver, limitar el tiempo de uso, apagarla para poder disfrutar de momentos familiares, etc. Siguiendo algunas pautas como estas nos daremos cuenta de las oportunidades que nos ofrecen estos medios.

"Muy bonito todo lo que dices… pero cómo reducimos su uso"


Lo principal es admitir que cada casa y cada niño son un caso concreto y quien mejor que sus padres y maestros para decidirlo, pero qué sentido tendría todo lo dicho si no se proponen otras actividades complementarias. Está bien vamos a ello.

Imaginación y Participación es la clave. Lo suyo es recrear un ambiente propicio para ellos. Una zona donde ellos se sientan cómodos facilitando así la participación. Existen multitud de actividades tanto en el exterior como en el interior como pueden ser: una visita cultural, salir al parque, juegos de mesa, teatros, leer un libro, etc. El hecho de que nuestros hijos vean menos tele implica un esfuerzo por nuestra parte. Supone un trabajo en equipo, no podemos querer que apaguen la tele para jugar solos.

"Para conectar con tu hijo sólo necesitas conectar con tu niño interior"

Deja que tus sueños sean más grandes que tus miedos.

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