Muchos Algunos saben que escribo en un blog. No hace mucho tiempo lo veía como algo impensable. No te voy a mentir, algo hay; alguna libreta llena de letras abandonada en el olvido, algún diario adolescente enfermo de amor y hojas repletas de tachones. Quizá sea por eso que esos textos pertenecen a otra realidad. Ahora es diferente, supongo, ahora escribo aquí para ser leído, para ser evaluado. Me someto a esta comunidad donde la gente interactúa, comenta, comparte y quién sabe qué más. Hemos pasado de simples usuarios a protagonistas, gestionamos la propia Web 2.0.

El término Web 2.0 fue acuñado por el americano Dale Dougherty de la editorial O'Reilly Media durante el desarrollo de una conferencia en el año 2004. El término surgió para referirse a nuevos sitios web que se diferenciaban de los sitios web más tradicionales englobados bajo la denominación Web 1.0. La característica diferencial es la participación colaborativa de los usuarios.

Visto así podemos considerar la Web 2.0 como un laboratorio, un inmenso caldo de cultivo. Antes el desarrollo quedaba oculto a la mayoría, sólo algunos privilegiados tenían la potestad de generar contenido. Pero esto hoy en día a cambiado, hoy podemos lanzar y recoger infinitos mensajes al público. Ahí reside el reto, en saber cómo administrar toda esa información y no morir infoxicado.

Todo está en la web. Sólo hace falta un navegador web y una conexión a Internet. Al entrar en Google cada vez debemos ser más específicos con el contenido que buscamos. ¿En serio? ¿650.000 resultados? ¿Alguien ha comprobado que eso sea cierto? A mí no me importaría que fueran unos cientos de miles menos, la verdad, no suelo pasar de la quinta hoja de resultados. La culpa no es de la web, es de los usuarios que se encargan de subir tal cantidad de información a la que podríamos llamar spam porque no nos sirve para absolutamente nada. 

Vale, vale, espera un momento. ¿Cómo has dicho? ¿Infoxicado?

Sí, has leído bien. Estamos en una situación en la que tenemos acceso a infinidad de fuentes de información, las noticias llegan de forma inmediata a todas partes, tenemos medios tecnológicos para estar informados continuamente y, sobre todo, queremos saber qué sucede en nuestro entorno en todo momento. Como consecuencia, nos llegan miles de impactos informativos que no tenemos capacidad de procesar. En ese momento estamos infoxicados. 

Esta es la enfermedad de la sociedad digital del siglo XXI. “Information fatigue sindrome”. Este término ya fue acuñado en 1996 por el psicólogo británico David Lewis. El síndrome se acompaña de manifestaciones tales como dolor de estómago, pérdida de visión, problemas de atención y concentración, dificultad para el análisis y la toma de decisiones, búsqueda constante de más información, ansiedad, estrés y trastornos del sueño. Si sientes agobio dada la cantidad de información que recibes, si estás desconcertado ante todo el contenido que encuentras sobre un tema, debes plantarte y buscar una solución.

Según Alfons Cornellá “El problema y su solución comparten el mismo origen: la red. Internet nos satura de información pero al mismo tiempo nos proporciona las herramientas para no morir infoxicados”. El punto crítico está en comunicar más eficientemente.” 

Es el precio de la información a tan sólo un click. No encontramos en un mundo donde la información es líquida, estamos en constante formación y la capacidad de nuestro cerebro para absorberla es limitada. Debemos aprender a priorizar todos esos contenidos, valorar su calidad y de esa manera conseguiremos formar nuestros propios criterios.